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Desde la autovia A62 (Autovía de Castilla) se tiene que desviar por la salida 181 (Alaejos) y posteriormente coger la carretera VA-602 en dirección Vadillo de la Guareña/Fuentelapeña

En Vadillo de la Guareña, se puede visitar la iglesia de San Miguel Arcángel con su torre románica y su retablo del S.XVII, la Ermita del Santo Cristo del Humilladero y restos de un puente romano y de la ermita medieval de Montserrat. También se puede conocer uno de los últimos molinos de agua movidos por animales que hay en la región. Por la ubicación privilegiada que tiene La Tía Tunanta, se pueden conocer cómodamente diferentes lugares de alto interés turístico:

  • Toro (37km), cuna de la D.O del conocido vino tinto. También, podremos conocer la bonita Colegiata románica de Santa María la Mayor, visitar el Álcazar del S.X o disfrutar del Paseo del Espolón con su mirador al valle del río Duero.
  • Tordesillas (43Km), donde podremos visitar el Real Monasterio de las Claras y la Casa del Tratado, donde España y Portugal se repartieron el mundo en 1494. También es recomendable visitar el Museo del Tratado o el de Arte Sacro.
  • Reserva natural Ribera de Castronuño (24km), de visita obligada para los amantes de la naturaleza y las aves. Las riberas de Castronuño constituyen un emblemático ecosistema que destaca por su importancia para la nidificación y como zona de invernada de muchas y variadas aves acuáticas.
  • Salamanca (49 Km), mundialmente famosa por su riqueza monumental. Pasear por la Plaza Mayor, descubrir la fachada de la Universidad o la Casa de las Conchas, admirar la belleza de sus catedrales (la Nueva y la Vieja) o recorrer su precioso puente romano con vista a la catedral es solo el comienzo de una experiencia que se puede completar con su rica gastronomía donde los bares de pinchos son de visita obligada.
  • Zamora (54Km), donde podemos descubrir algunas de las iglesias románicas mejor conservadas del mundo, admirar su Catedral o andar por el interior de su Castillo rehabilitado y pasear a orillas del majestuoso rio Duero. Pocas cosas más necesitaremos para tener una experiencia inolvidable. Bueno, sí. Descubrir los Tiberios o saborear los «uno que si» o los «uno que no» que ofrecen en alguno de sus bares.